Muertes por Covid-19, entre el subregistro y el maquillaje
En su afán de demostrar que pueden manejar la emergencia sanitaria, las autoridades estatales y federales han recurrido al manejo de cifras de muertes por Covid-19.
Por: Guillermo Castillo
A 8 meses de pandemia, el subregistro y el manejo –por no decir maquillaje– en las cifras de los casos de Covid-19 ha quedado ampliamente documentado en el gobierno federal.
La propia Federación se puso en evidencia a sí misma el lunes pasado, cuando reconoció que su cantidad de muertes por Covid-19 se había disparado en más de 2 mil 700 registros de un día a otro.
Esto, porque, por fin, incluyeron en las estadísticas, a los casos que tenían síntomas o que habían muerto a menos de 14 días de tener contacto con algún «paciente confirmado».
Sí, Hugo López-Gatell tuvo razón al reclamar que se dejara entrever que los fallecimientos habían ocurrido en las últimas 24 horas; pero más grave que eso es darnos cuenta con qué facilidad y con qué cinismo puede jugarse con una estadística tan sensible, sólo para evitar que la imagen pública del gobierno se caiga.
En los últimos meses, la Federación y los estados han hecho hasta lo imposible por mostrar que «saben lo que hacen» y que lo hacen bien, que las curvas de contagio se controlaron y que ha existido cuidado en la reapertura de actividades sociales y económicas.
Sin embargo, sólo pensemos ¿Cuál habría sido nuestra reacción como ciudadanos si hubiéramos visto crecer los números como se presentaron «en realidad» y no se hubieran acomodado para que no se vieran tan aparatosos?
Porque, además, debemos tomar en cuenta que existe un subregistro de casos, propiciado por el tamaño del país, la dispersión poblacional y la tremenda desigualdad social y económica.
Muchos muertos quedaron asentados como pacientes con dengue, por ejemplo y muchos otros nunca acudieron con un médico, así que no hay una causa clara de su pérdida.
Las muertes por Covid-19 subregistradas en Puebla
Este escenario no sólo se ve en la Federación, también se replica en Puebla. Los análisis de Puebla contra la Corrupción y la Impunidad arrojan un estimado de 12 mil fallecimientos, cuando el gobierno de Luis Miguel Barbosa sólo nos notifica arriba de 4 mil.
Además, las cifras muestran discrepancias notorias entre las bases de datos del gobierno estatal y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Si se comparan las diferencias entre los números, la diferencia es ¡de más de 140%!
Quiero pensar que por eso, el gobernador no acepta el semáforo amarillo; pero también pienso: ¿Por qué no decir las cosas como son?
Alfonso Esparza, el candidato
El rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Alfonso Esparza Ortiz, se puso los guantes y se subió al ring político. Todo parecería indicar, de primera instancia, que lo hizo sin razón.
Usó el tercer y penúltimo informe de labores para lanzarse contra Miguel Barbosa. «La justicia en Puebla, está bajo el capricho de una sola persona», dijo sin trastabillar.
A diferencia de otros años, según recuerdo, puso su cara, su nombre y sus iniciales en cuanto espectacular pudo. Algunos a nombre de la Universidad y otros, a nombre de medios que «generosamente», le cedieron difusión.
El peine comenzó a aparecer cuando Genoveva Huerta, lideresa del PAN en el estado y el diputado local, Oswaldo Jiménez López, lo palomearon para quedarse con una candidatura sin reparar en los procesos que tiene en su contra.
Siendo así, hay posibilidad de ver «al tío Poncho» en las boletas, peleándole al partido en el poder; porque hasta donde nos ha mostrado, no tiene ganas de reconocerle, ni tantito, algún logro a Barbosa Huerta.
La pregunta es ¿Como para qué le puede alcanzar? ¿Cara de qué le encuentra? ¿De alcalde, de diputado local, de diputado federal o de plano lo van a mandar de candidato a regidor?¿Dónde puede tener chance de ganar?
Tal vez sea momento de ir armando la quiniela y como dice el sabio, de ponerle, aunque sea, 5 pesitos, pa’ que sepa.
Hasta la próxima.
@garturocc
