Tejido tradicional totonaca, lucha por no perderse

La Casa Mundo del Algodón, del Centro de Artes Indígenas, tiene la difícil tarea de preservar el tejido tradicional totonaca, por ello año con año convoca a niñas y jóvenes para continuar con el legado.

El recinto (Pulhtáwan) se ubica en el Parque Takilhsukut, lugar donde se lleva a cabo durante cinco días la Cumbre Tajín, pero todo el año se trabaja en los talleres-escuela con el fin de que el bordado tradicional no se pierda.

«Hemos visto que las niñas se interesan, nosotras estamos aquí todo el año y a los niños se les da el taller los sábados, porque las jovencitas van a la escuela y por eso vienen los fines de semana. Ahorita trabajan con nosotras 21 niñas a las que se les enseña todo el proceso«, indicó Minerva Salazar Ortega.

Las bordadoras tienen la noble tarea de enseñar todo el proceso, desde cómo se siembra, cuándo se cosecha, cómo se abatana y se despepita, hasta convertirse en hilo, el cual tiene otro proceso de pintado.

«Después se enseña lo que es el telar de cintura, el telar que es liso y después pasan al telar con diseño, donde se van poniendo los dibujos. No sólo eso se les enseña, sino también parte de nuestra cultura, las tradiciones, que es lo que se les inculca a las niñas«, indicó.

Salazar Ortega añadió que de los ocho años en adelante las niñas pueden asistir a los talleres y quienes han aprendido comienzan su formación como maestras en otras comunidades y en la misma escuela.

«Hemos visto más niñas interesadas, sale una convocatoria en la que se les invita por mayo o junio y se convoca a las comunidades para que vengan a aprender en todos los talleres«, indicó la tejedora.

Para tener una buena cosecha de algodón, los productores deben contar con un buen clima, aunque hay años como éste en el que las condiciones no son óptimas, por lo que entre los miembros de la misma comunidad se echan la mano para salir adelante.

«Este año no se dio casi el algodón por el frío que hizo y se echa a perder; el capullo cuando sale se quema, se pone negro y ya no abre, ya no sale el algodón y fue muy poco. Varias compañeras tenemos algodón sembrado, entonces entre todas traemos cada vez que lo necesitamos, y de esa forma juntamos mucho algodón».

Siempre fieles a sus creencias totonacas, combinadas con lo religioso, las mujeres bordadoras hacen oración en todo momento, para la buena siembra, para la buena cosecha y para que las personas que asistan se lleven el mensaje del Totonacapan.

«No tenemos una oración en específico, todo es entre nosotras, en clase siempre se hace oración, todos los días y cuando se hace Cumbre Tajín, también pedimos para que todo nos salga bien», añadió.

En los talleres se enseña a hacer la ropa tradicional totonaca, que comprenden faldas de manta y bordados que van sobre las blusas, las cuales resaltan con brillosos y llamativos colores, entre flores hechas a mano con el hilo procesado por ellas mismas.

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