Alcalinidad del cuerpo: tu pasaporte de vida

Nota editorial: este artículo es de autoría de Prem Abhaya, Trofóloga INAT, Om Shanti Center, Centro de Meditación

El asunto “acidez-alcalinidad” del cuerpo se ha vuelto un tema constante con el que se topan las personas interesadas en recuperar la salud perdida o bien que desean conocer un poco más sobre tópicos de bienestar. Sin embargo, me parece que los esfuerzos hechos han sido insuficientes para que podamos apreciar qué tan importante es este tema en la prevención, salud, degeneración y regeneración de nuestro cuerpo.

Por lo tanto, lo voy a plantear de un modo drástico, pero verdadero: la calidad de tu vida está en la alcalinidad de tu cuerpo. Porque de la alcalinidad o acidez depende que tu cuerpo se vuelva un caldo de cultivo para cualquier tipo de enfermedad, bacteria o afección, desde las gripas hasta el cáncer.

Cuando hablamos de acidez o alcalinidad nos referimos al PH (Potencial Hidrogenado) del cuerpo, que debe oscilar entre 6.9 y 7.4.

El cuerpo sabe de células y de lo que ellas necesitan para vivir. No importa dónde se localicen estas células, si en el páncreas, en el estómago, en el sistema óseo o en el torrente sanguíneo. Todas necesitan las mismas condiciones para estar sanas: oxígeno y alcalinidad. En un sistema ácido no hay oxígeno. Digamos que la célula no tiene cómo vivir.

Y entonces, nuestro sabio cuerpo debe tomar decisiones y poner en marcha estrategias propias de supervivencia o mutar en una amplia gama de posibilidades que nosotros conocemos con una sola y sórdida palabra: enfermedad.

Hay que mencionar que no sólo las ingestas acidifican. Las emociones también lo hacen y con la misma vehemencia y fuerza que lo hace nuestro alimento. Lo más acidificante para el cuerpo es el estrés, que además, desgraciadamente es un suministro constante, como un goteo, que acaba mermando la alcalinidad del cuerpo.

¿Es difícil llevar una alimentación alcalina? Yo diría que no, pero la dificultad radica en qué acostumbras comer. Si tienes una edad de 30 años y llevas los mismos años comiendo sólo alimento denso (cocinado) y productos empaquetados, la transición por supuesto será difícil en un inicio, sin embargo, como los cambios se pueden apreciar casi de inmediato al realizar el cambio de hábitos, la mejoría siempre será un aliciente.

¿Qué necesito para hacer mi cuerpo más alcalino? Dejar completamente de lado los alimentos que generan toxicidad (comida de anaquel) e incluir más frutas, vegetales, terminados, tubérculos, granos y semillas en la alimentación.

Podría escribir página tras página sobre las bondades de ciertos alimentos, pero sólo podría decirles que en la variedad está la sanación y el punto más importante: necesitan incorporarse crudos. Las verduras cocidas conservan nutrientes, pero el proceso de cocción mata las enzimas y los electrones que necesita nuestro cuerpo para regenerarse.

Tal vez al principio pueda ser difícil, pero es más difícil convencer a la mente que al cuerpo. La mente ha estado a merced de lo que nos dice la publicidad sobre qué comer. Si ellos estuvieran en lo cierto, no seríamos el primer lugar en obesidad infantil ni tendríamos estas elevadas tasas de diabetes y cáncer.

No me hagan caso ni a mí ni a ellos. Háganle caso a su cuerpo. Prueben y denle más alimentos vivos; verán cómo les responde. Somos una maquinaria perfecta, pero a la que hemos privado de sus insumos primordiales para funcionar de manera óptima.

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