Pasan poblanos 114 horas atorados en el tráfico cada año
Estar en el tráfico en la zona metropolitana Puebla-Tlaxcala equivale a perder cuatro mil 400 millones de pesos cada año.
Por: Guillermo Castillo
Foto: Agencia Enfoque
El tiempo que los habitantes de la Zona Metropolitana Puebla-Tlaxcala pasan atorados en el tráfico representa pérdidas de cuatro mil 400 millones de pesos en sus ingresos anuales, refleja el estudio “El Costo de la Congestión, Vida y Recursos Perdidos”.
Lo anterior representa un costo de tres mil 932 pesos por persona al año, según el análisis hecho por el Instituto Mexicano para la Competitividad y Sin Tráfico, la plataforma líder de big data en México y analítica de movilidad.
En él se ubica a esta región como la cuarta de mayor congestionamiento vehicular en el país, debajo del Valle de México, Monterrey y Guadalajara, donde los costos del tráfico llegan a ser de hasta 47 mil millones de pesos.
En el caso de la Zona Metropolitana Puebla-Tlaxcala, esta pérdida de ingresos para los ciudadanos se registra a pesar de que las autoridades destinan casi 60 por ciento de sus recursos en infraestructura para el automóvil particular y poco más de 10 por ciento para el transporte público.
El análisis agrega que la zona Puebla-Tlaxcala es la segunda región que le da mayor importancia a la inversión destinada hacia el transporte público, después de Guadalajara y subraya que a pesar de que las 32 ciudades medidas contaron con 57 mil millones de pesos en fondos federales tan sólo en 2016, 18 de ellas no hicieron ninguna inversión enfocada en el transporte público.
Resalta que el análisis estima que las personas pasan, en promedio, 100 horas al año en el tráfico de sus ciudades; pero el tiempo se va hasta las 118 horas perdidas cuando se trata de los usuarios del transporte público y en el caso específico de Puebla-Tlaxcala, el tiempo promedio es de 114 horas.
Ante ello, tanto el IMCO como Sin Tráfico presentaron propuestas como invertir en un transporte público seguro, limpio y eficiente, así como en infraestructura para movilidad no motorizada; generar descuentos para que la población vulnerable pueda usar el transporte público y fomentar la evolución hacia ciudades inteligentes con sistemas centralizados de información, para tomar decisiones de transporte multimodal.
Igualmente, desincentivar el uso del automóvil mediante impuestos verdes, como la tenencia o el impuesto a la gasolina; eficientar el uso del espacio público a través de parquímetros o cobro de vialidades urbanas; fomentar el crecimiento urbano compacto, mediante usos de suelo mixto o mayores alturas de construcción, y finalmente, generar incentivos fiscales y aumentar los potenciales de construcción para promover la construcción de vivienda social en zonas centrales.
