Juguetes tradicionales permanecen vigentes

Los juegos tradicionales han logrado permanecer en el gusto de los niños y niñas mayas a pesar de la avance de la tecnología y la influencia de otras culturas, aunque su práctica ha bajado, principalmente en zonas con mayores niveles de urbanización, coincidieron autoridades y especialistas.

Juguetes como la kimbomba, el tinjoroch, la chácara, el balero y el trompo aún forman parte de la vida cotidiana de los niños en las comunidades mayas, aunque para el investigador mayista Fredy Poot Sosa, la práctica hace mucho tiempo que dejó de ser masiva.

“Permanece el gusto por esos juegos, pero también es una realidad que en las zonas con mayores niveles de urbanización, en donde hay una mayor influencia de la tecnología y los medios de comunicación, ya no existe una práctica masiva de los llamados juegos tradicionales”.

Mucho tiene que ver, expuso, la disposición de los padres de familia por inculcar y enseñar a sus hijos los juegos que ellos acostumbraban cuando eran pequeños y esa disposición no se vive igual por decirlo de alguna manera, en todas las comunidades del estado.

“Hay zonas en donde hay una mayor influencia de otras modas y juguetes y los papás pierden interés por enseñar a sus hijos a jugar lo que ellos jugaban”, agregó.

Por esa razón, calificó de positivos los programas y acciones que han emprendido varias instancias oficiales y asociaciones civiles para promover la práctica de este tipo de juegos.

Sin embargo, expuso que ese tipo de acciones debe extenderse hacia las escuelas, para que desde ahí se mantenga y defienda la permanencia de estas costumbres.

En ese sentido, “hace unos días estuvimos en la localidad de Sahcabá, en el municipio de Hocabá, en donde se realizó un festival de juegos tradicionales, concursos de kimbomba y otros pasatiempos con una respuesta muy positiva de la gente”, detallaron autoridades de cultura en la entidad.

Este martes el equipo de promoción se trasladó a Maxcanú, otra zona predominantemente maya en donde también se realizó un encuentro con los niños y niñas con los juegos tradicionales y se juega a la lotería pero en “maya”, para que los niños se sientan identificados y orgullosos de su lengua materna.

Se consideró que una de las cosas que han permitido la permanencia y gusto por estos juegos es que muchos lo hacen con cosas que son fabricadas por los propios niños.

Por ejemplo, la kimbomba se juega con dos palos, uno largo y uno pequeño, el cual se corta para darle una forma cónica en los bordes y la pieza pueda elevarse al ser golpeada y sea “bateada” como si fuera una pelota de beisbol.

“Los niños pasan un buen rato fabricando sus kimbombas, y eso también representa de algún modo una actividad lúdica y de interacción con otros niños o con sus padres, quienes les enseñan las técnica que ellos a su vez aprendieron de sus progenitores para fabricar la mejor”, precisó.

“Lo mismo sucede con los trompos, hay poblaciones en donde la gente pasa horas o incluso días en la fabricación de las mejores piezas posibles para sus hijos, lo que le da un mayor simbolismo tanto al juguete y como al juego”, añadió.

Por ello, se consideró que a pesar de que evidentemente existe un embate cultural muy fuerte hacia las poblaciones indígenas no sólo de Yucatán, sino de todo el país, los juguetes tradicionales permanecerán vigentes por varias generaciones más.

“Se trata de actividades que no sólo son simples juegos, aún forman parte de las cosas que dan identidad y sentido de pertenencia a muchos niños y niñas mayas, es un medio para conectarse y encontrarse como individuos a través de esa actividad”, reiteró.

Empero, es necesario dar continuidad a las acciones de promoción y rescate de estas actividades para cerciorarse de que logren trascender en generaciones futuras.

En el caso de la capital yucateca, desde hace poco más de ocho años se han realizado festivales en donde de invita a los niños a formar equipos para jugar los juegos tradicionales.

Los eventos suelen realizarse en foros como la Feria Tunich que cada año se realiza en la comisaría de Dzityá, ubicada en la zona rural de Mérida y en donde hay una tradición en el tallado de madera que precisamente incluye juguetes tradicionales.

También se realizan actividades de promoción en las colonias de la zona urbana y en ocasiones se han hecho concursos y demostraciones en el Parque Zoológico del Centenario, dentro del programa de la Bici-Ruta, en la Reserva Ecológica Cuxtal, en parques, entre otros muchos sitios.

Al mismo tiempo, las actividades van acompañadas de pláticas sobre la necesidad de preservar valores de solidaridad hacia otros niños, hacía los mayores y hacia la naturaleza.

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