Un mezcalito para la conservación

Fundación Global para el Desarrollo Sostenible – M.I. Sofía Barrera

¿Alguna vez te has preguntado cómo se fabrica el mezcal y qué impacto ecológico tiene? Si te gusta esta bebida o, bien, eres curioso, este artículo es para ti.

El mezcal es una bebida mexicana, protegida por la Denominación de Origen, la cual se fabrica a partir de la destilación de maguey de diversas especies. Su importancia reside un su valor cultural, social y económico. En cuanto al primer rubro, se han encontrado registros de que esta bebida tiene su origen en la era prehispánica, y ha perdurado hasta el día de hoy, siendo unas de las bebidas más representativas de México, donde el 92% de la producción se realiza de manera artesanal, 7% de manera industrial y 1% de manera ancestral. Sobre la importancia social, la producción de este destilado permite la generación de empleos, aumenta el desarrollo de poblaciones vulnerables, reduce la migración y promueve el sentido de identidad. Por otra parte, la importancia económica se encuentra en que el crecimiento del mercado del mezcal va al alza, donde tan solo en el año pasado aumentó en un 28%, representando un ingreso significativo para las familias dedicas a esta actividad. Todo lo anterior de acuerdo con el informe del 2019 del Consejo Regulador del Mezcal.

Ahora bien, hablemos de la parte ecológica. En promedio, para fabricar un litro de mezcal se necesitan 11 kilos de maguey, 2 kilos de leña verde, 1 kilo de leña seca y 5 litros de agua, sin tomar en cuenta el agua necesaria para el crecimiento del maguey. ¿Sorprendido? Lo estarás aún más cuando sepas que una gran cantidad de productores de mezcal no cuentan con plantaciones de maguey, por lo que acuden al medio silvestre para recolectar las plantas necesarias para la producción del licor, trayendo consigo consecuencias en la disminución de poblaciones naturales de maguey, ya que por cada planta recolectada, se cancela la propagación de 2,000 a 9,500 semillas, dependiendo de la especie de agave utilizada.

Entonces, ¿es malo consumir mezcal? ¡Por supuesto que no! Esta increíble bebida, llena de cultura y sabor mexicano, presenta algunas áreas de oportunidad importantes en cuanto a sustentabilidad, pero ya se empiezan a tomar acciones a favor de la conservación de los recursos naturales asociados a la producción de este destilado.

¿Qué puedo hacer yo, como consumidor? El principal consejo es que optes por marcas artesanales, para promover el crecimiento económico de los pequeños productores. El segundo consejo es que te informes sobre las marcas que consumes, y busques aquellas que cuenten con sus propias producciones de maguey. Podrás incluso encontrar algunas que tengan programas de conservación de agave y producción sustentable, aunque aún no existen certificaciones que reconozcan estos esfuerzos. Queda en tus manos ser un consumidor responsable.

Y recuerda que, para todo mal mezcal y para todo bien también.

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