Áreas verdes de Puebla sucumben frente al concreto

Puebla suma más de tres millones de metros cuadrados de áreas verdes; pero eso apenas alcanza para tener 2.8 metros cuadrados por habitante.

Por: Guillermo Castillo
Foto: Agencia Enfoque

Aunque datos oficiales refieren que Puebla capital logró sumar tres millones 355 mil 453.07 metros cuadrados de áreas verdes hasta 2016, indicadores de organismos internacionales arrojan que la Angelópolis se mantiene con una densidad de tan sólo 2.8 metros cuadrados por habitante, una cifra muy lejana a la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De acuerdo con el Inventario Municipal de Áreas Verdes (IMAV), elaborado y aprobado por el Cabildo, la ciudad tiene dicha superficie distribuida en mil 574 ubicaciones, predominantemente, camellones.

Sin embargo, el registro del gobierno local también menciona áreas deportivas, jardines vecinales, parques, plazas jardinadas, áreas recreativas y zonas protegidas; de los cuales, apenas cuatro fueron incorporados en 2016 y sin que hasta el momento haya una nueva actualización.

Por su parte, los resultados del Sistema de Indicadores de Desempeño (Sindes), generados por la International City/County Management Association (ICMA) reflejan que hasta el cierre de 2017, Puebla tenía 68% menos áreas verdes per cápita, en comparación con lo solicitado por la OMS.

Además, es de los cuatro municipios –de 26 estudiados a nivel nacional– que no logra superar los tres metros cuadrados por persona, con mediciones ligeramente más altas a las que presentan en Corregidora, Querétaro; Mazatlán, Sinaloa y Santa Catarina, Nuevo León.

Parque Amalucan, la última acción de reforestación

Verónica Mastretta Guzmán, exregidora de Ecología en el Cabildo Angelopolitano, explica que aún cuando no hay mediciones actualizadas, estas cifras no han cambiado sustancialmente en los últimos dos años.

Resalta que la última “acción poderosa” de reforestación se tuvo con la creación del Parque Cerro de Amalucan, en el gobierno de José Antonio Gali Fayad, mismo que –subrayó– en realidad no fue un espacio nuevo sino la recuperación de uno existente.

Agrega que actualmente, Agua de Puebla para Todos ha destinado una fracción de terreno en su planta nueva de tratamiento al sur del valle de Puebla, para reforestación; pero destacó que se trata de un espacio pequeño en una zona donde no hay áreas verdes en varios kilómetros a la redonda.

Menciona que muchas las áreas verdes de Puebla se han forjado en pequeñas islas y camellones generados desde hace varios años, rompiendo el esquema originalmente planeado por los españoles, quienes buscaban que cada 300 metros hubiera un parque.

Crecimiento acelerado y poco dinero

Apunta que lo anterior es producto del crecimiento desenfrenado de desarrollos inmobiliarios, muchos de ellos irregulares, que han hecho que la mancha urbana y la población se expandiera seis veces en los últimos años, sin que los servicios ambientales, entre otros rubros, aumenten de la misma forma.

También apunta el manejo discrecional de los Planes de Desarrollo Urbano y de las Cartas Urbanas, combinados con las dificultades económicas de los ayuntamientos para hacerse de espacios verdes.

Ejemplifica con el caso del Vivero Santa Cruz, propiedad de la ex secretaria Ejecutiva del Instituto Electoral del Estado, Dahlel Lara, que en su momento fue adquirido como área verde y protegida, que en el trienio de Enrique Doger recibió uso de suelo mixto, que con Antonio Gali Fayad fue designado nuevamente como área verde y que ahora, los ciudadanos buscan que se mantenga así contra la voluntad de los dueños que pretenden construir edificios habitacionales.

Asimismo, subraya que las políticas adoptadas en Puebla imitan las de la Ciudad de México, fomentando la conurbación con los municipios aledaños, pero sin los programas de reforestación que ahora generan que la capital mexicana tenga un panorama mejor que el de la Angelópolis.

A esto, añade que muchos de los municipios, como Santa Isabel Cholula o San Gregorio Atzompa, carecen de planes de desarrollo urbano actualizados, aún cuando ya colindan con desarrollos residenciales como el de Lomas de Angelópolis.

Los efectos

 Mientras tanto, alerta, los ciudadanos resienten los efectos de esta carencia en la contaminación ambiental, que recientemente derivó en serios problemas de contaminación ambiental pero sin llegar a la contingencia declarada en la Ciudad de México.

Igualmente, comenta el incremento de la temperatura, cuya diferencia en un “día pico de calor” puede llegar hasta los cinco grados más entre una zona arbolada, como la Laguna de San Baltazar y otra cubierta totalmente de cemento y asfalto.

Esto ya había sido alertado por la empresa Autotraffic, que en abril pasado realizó una medición de calor en la Vía Atlixcáyotl y Cúmulo de Virgo, donde se observó que las principales fuentes de calor en una zona urbana son las grandes superficies de rodamientos, la falta de árboles en zonas urbanas y el constante uso de vehículos automotores.

Esto, dijo Alfonso Vélez, vicepresidente de Operaciones de la empresa, golpea directamente en la fatiga de peatones, ciclistas y usuarios del transporte público, mermando su calidad de vida y propiciando la contaminación y desincentivando el uso peatonal y ciclista de las vialidades.

Fuente: urbanopuebla.mx

Guillermo Castillo

Tengo 11 años de experiencia periodística y sigo aprendiendo. He colaborado para Cómo?, ABC Radio, Milenio, Diario El Popular, Radio Oro, Urbano Puebla y MVS Noticias. Hoy dirijo En Vivo Mx. El camino andado sólo sirve para dar el siguiente paso.

A %d blogueros les gusta esto: