Escaramuza, la figura femenina del deporte nacional

Cuando la charrería se instauró como deporte, las mujeres no aspiraban a ser más que la compañía de aquellos cabales hombres; sin embargo, la gracia y valentía femenina encaminaron a la consolidación de una nueva modalidad del deporte nacional: la escaramuza.

Las mujeres se adecuaron a las exigencias del deporte y en 1925 entraron de lleno a las actividades charras; 12 años más tarde, Rosita Lepe diseñó una silla especial, resultado de una combinación entre la silla tradicional y las albardas charras, para que ellas se lucieran al montar con la pierna cruzada, sin dejar de lado su comodidad y seguridad.

Lepe también se dio a la tarea de esbozar la vistosa vestimenta de las charras, cuyo colorido explota con cada audaz movimiento a caballo. Actualmente ésta consiste en calzonera, botas, una espuela, crinolina, vestido, cinturón, vara, rebozo, moño en el cabello y su inseparable sombrero.

Fue hasta 1950 cuando Luis Ortega, instructor de la Asociación Nacional de Charros, se inspiró en el ritmo del ballet para idear las coreografías en carrusel que se ejecutan con base en los acordes de “Las Coronelas”. Posteriormente, serían bautizadas como “escaramuzas” por Santiago Ruiz Gómez, porque se imaginaba a los jinetes dispuestos a invadir Portugal en 1581.

Cobraron tal importancia, que se ganaron el derecho de estar afiliadas y reguladas por la Federación Mexicana de Charrería, por lo cual pueden participar en las charreadas y los torneos, siempre y cuando, cumplan con ciertas disposiciones.

Las “escaramuceras o adelitas” deben integrar equipos de ocho, si bien los ejercicios pueden realizarse con más o menos elementos, ese es el número para las competencias oficiales. Asimismo su indumentaria debe ser uniforme en cuanto a colores, tela y adornos, sin olvidar la igualdad en el calzado y los accesorios como la espuela, los aretes y el rebozo.

El sombrero es un objeto tradicionalmente fundamental, ligado incluso a un sentimiento nacional, es por eso que si no se porta, está prohibido montar; el reglamento es claro y no escatima en la descalificación de los conjuntos, sea en fases de clasificación, exhibiciones, eventos sociales u oficiales.

A pesar de estar consideradas dentro de la clasificación de suertes, las escaramuzas son más que eso, alcanzan evoluciones ágiles controlando al equino, fruto de una ardua preparación, con la delicadeza y belleza propias de un ballet; no por nada representan un pilar dentro de la historia del deporte nacional por excelencia.

A %d blogueros les gusta esto: