Vínculo paciente, médico y farmacéutico está roto: Treviño Mora

La farmacéutica es una de las profesiones más olvidadas en México.

Foto: Cortesía

El vínculo paciente, médico y farmacéutico está roto. Para Samuel Treviño Mora, académico de la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la BUAP, existe un punto de quiebre en los servicios de salud de México ocasionado por la poca integración de los profesionales de la farmacia. Esta limitación en su labor, sostuvo, complica los problemas de salud, al no haber seguimiento de los tratamientos, ni información sobre sus efectos en los pacientes.

          “No se sabe si los medicamentos hacen bien o mal, si las dosis se exceden o si hubo contraindicaciones. En general, se desconoce qué es lo que realmente pasa con el paciente una vez que comienza con sus tratamientos”.

En entrevista, el científico señaló que los malos hábitos que merman la salud de los mexicanos, ocasionan una alta prevalencia de enfermedades crónico-degenerativas y ponen en aprietos al sistema de salud, hay que sumar la deficiente administración de servicios médicos originada por su dispersión.

          “Esto no significa que los profesionales no posean un amplio conocimiento sobre el tratamiento de las enfermedades, hay médicos muy reconocidos. El asunto es que no sabemos hacer equipo entre formaciones y especialidades. Hay que integrarlas por el bienestar del paciente. Comprender que todo es un sistema”.

En México, una de las profesiones más relegadas dentro de este bloque, con todo y sus 100 años en el país, es la labor del farmacéutico, la cual, pese a ser reconocida a nivel internacional, tiene un alcance muy limitado: “Los expertos en farmacia mexicanos sólo tienen dos opciones: o se dedican a desarrollar nuevos medicamentos, dentro del sector industrial, o dispensan medicamentos”, afirmó.

Para el especialista esto se debe principalmente a que muchos farmacéuticos carecen de una formación académica de base clínica. “El Químico Farmacobiólogo (QFB), quien entre otras funciones realiza el análisis clínico de laboratorio, ocupa puestos destinados al personal de farmacia porque tienen mayor conocimiento sobre patologías. Quizá desconozcan el efecto de los medicamentos, pero el farmacéutico también cojea en aspectos clínicos”, reconoció Treviño Mora.

Precisó que el farmacéutico, quien comúnmente es identificado como quien surte la receta, por normativa tiene la facultad de definir las dosis terapéuticas del paciente y hacer un seguimiento de su tratamiento.

         “el médico está formado para hacer diagnóstico y sugerir el medicamento. El farmacéutico, por su parte, está calificado para evaluar el tratamiento, no sólo para recetarlo. No obstante, normalmente la prescripción se basa en lo que dicen los médicos según su diagnóstico y no en el conocimiento del personal de farmacia”.

 

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