Talavera poblana, una tradición artesanal
La directora de Relaciones Públicas del Taller Museo Talavera de la Reyna, Claudia Ramírez, señaló que este recinto, que toma su nombre de una localidad homónima en España, dedicada a la talavera, desde su origen se ha dedicado a preservar esta tradición.
Las piezas son realizadas a base de barro negro o barro blanco, acompañadas de un proceso llamado vidriado, que consiste en cubrir la pieza, dando como resultado una plataforma en la que se aplicará la pintura que llevará la decoración.
La elaboración de la talavera prácticamente no ha cambiado desde la época Virreinal; aún se sigue haciendo completamente a mano en un proceso que consta de la combinación de ambos barros diluidos en agua para después dar forma a mano en el torno.
Posteriormente, la pieza realizada es secada y pasa a la primer cocción a aproximadamente 100 grados centígrados, y tras comprobar que la pieza no tiene ninguna fisura o defectos se aplica el vidriado inicial, que luego será decorado con azul cobalto, azul fino, amarillo, verde o rojo.
La tradición arribó a Puebla en la época de La Conquista, ya que gran parte de las construcciones de los peninsulares eran decoradas con talavera, mientras que en la actualidad la técnica ha cobrado importancia en un acto de recuperación y contemporización.
Ceramistas y diseñadores como Javier Marín, Juan Soriano y Carmen Parra, entre muchos otros han colaborado con el Taller Museo Talavera de la Reyna, recinto que cuenta con una colección de más de 500 piezas, que han sido exhibidas en diferentes ciudades del mundo.
Aunque este tipo de cerámica haya sido introducida en México por los españoles, el término “talavera” es más común en este país y en 1997 se estableció la denominación de origen que “nos avala para que la talavera sea una creación auténtica y que lleve un proceso artesanal con productos poblanos”, destacó Ramírez.