Tortuga golfina, una especie mexicana

La playa, a media tarde, tiene la función de ser un trámite entre la vida futura de una especie que tiene 0.001 por ciento de supervivencia en comparación con los nacimientos; pues de cada mil, sólo una llega a adulta: La tortuga golfina, endémica de nuestro país, pelea con la selección natural y con la mancha de la civilización.

Y es que, el Mar de Cortés concentra el 25 por ciento de las especies de mamíferos marinos del mundo y también recibe a cinco de las siete especies de tortugas marinas, de las cuales tres anidan en las playas de la península de Baja California, la golfina, negra y laúd.

En la playa de Barriles, a cien kilómetros de La Paz, está Noé quien de día trabaja en la parrilla de un restaurante y por la noche y en el amanecer dedica su tiempo a la preservación de la tortuga golfina.

Desde hace unos años recorre por la noche 19 kilómetros de la playa en busca de nidos para llevarlos a un corral y evitar así que los huevos sean comidos por depredadores, entre ellos el hombre que tiene como platillo regional la tortuga.

Noé comenzó esta aventura por su hija Noelia quien le dijo que todos los días quería ver nacer tortugas, y así fue como poco a poco se involucró en el resguardo de esta especie, cumpliendo su palabra.

El año pasado recolectó junto con el pequeño grupo de trabajo, 361 nidos, transportó 36 mil 627 huevos y liberó 31 mil 133 tortugas golfinas.

Para la coordinadora del Programa de Conservación de Especies Marinas Prioritarias de la Alianza WWF-Telcel, Georgina Saad Navarro, este hecho es un ejemplo sobre cómo el movimiento de conservación a favor de las tortugas marinas cobra fuerza, basado en la vinculación con los habitantes de la región.

El proceso de liberación radica en las manos de Noé, quien después del ciclo de gestación dentro del nido ayuda a las tortugas a salir y va poniendo de puño en puño, como niño en dulcería, las tortugas en un recipiente.

Después de recolectar todos los nidos que están por nacer, acerca a las tortugas un poco al mar, a unos cuatro metros y las suelta, y ahí ellas comienzan el proceso de selección natural, irá la más atlética e instintiva primero y seguirán unas pocas más atrás de ella, pero otras, la mayoría, tardan en reconocer la situación.

Movimientos como en cámara lenta: levantan la cabeza, y reposan, levantan la cabeza y reposa, aletean dos, tres veces, y reposan, mientras algunas hacen lo mismo pero más cerca del mar, otras perdidas en sí mismas aletean hacia el lado contrario.

Las tortugas son liberadas ya sea en el amanecer o en el atardecer para evitar que depredadores naturales intervengan en su camino al mar.

Las tortugas son uno de los pocos depredadores naturales de las medusas, también conocidas como aguamalas, lo cual genera un interés por el sector hotelero en mantener a la especie con bien para que mantengan el equilibrio en los mares.

Las tortugas son un enigma, poco se sabe de ellas cuando entran al mar después de romper el cascarón, la vida y rutas terminan en teorías que algunos han confirmado y otras siguen en el aire.

Es por ello que con el trabajo conjunto de la Alianza WWF-Telcel, el gobierno local, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), grupos tortugueros y el sector hotelero, el Programa para la Protección de Tortugas Marinas desarrolló el proyecto Tras la ruta de la tortuga golfina, que logra el seguimiento satelital de ocho tortugas marinas.

La playa tiene la función de ser un trámite para la vida de la tortuga, que aletea para hacer contacto con el agua, le llega de golpe el mar y la vida, mientras se pierde en el horizonte.

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