El nuevo lujo de Trump
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Por: Verónica Ruiz Nava
Querido Pueblo Mío: Aunque no hay suficientes pruebas Covid-19 para todos hay quienes se dan el lujo de hacerse la prueba diario. Ni más ni menos que Donald Trump, Presidente de Estados Unidos de Norteamérica ordenó que sus allegados en la Casa Blanca, junto con él, se realizaran la prueba diariamente.
Hemos visto que el liderazgo de las naciones alrededor del mundo ha sido cuestionado a causa del manejo de la pandemia. Sin embargo, fuera de toda proporción, el ordenar y realizarse pruebas diariamente para unos cuantos sólo comprueba una cosa en particular: Falta de ética.
¿A qué se debe ese cambio de actitud en Trump? Durante los primeros meses de la pandemia Trump desdeñó al virus mismo, lo consideró una simple gripe y menospreció un número alto de fallecimientos. Por otro lado, al instalarse el virus en el continente americano pensó sólo en sí mismo, olvidó por completo al país que representa.
Definitivamente, no es lo mismo que se infecte ella o él de coronavirus, a que me infecte yo.
¿Cómo se traduce este egoísmo y cerrazón al ocupar el puesto de líder de una nación?
Desgraciadamente, le da voz y cabida al acaparamiento de productos, del que roba o del que participa en la rapiña.
Sí, ya sé que muchos nos reímos de las compras de pánico del papel higiénico o la cerveza.
Sin embargo, qué diferencia hace acaparar estos productos básicos o, en el caso de Trump, pruebas para detectar Covid-19 y material que deberían ocupar el sector de la salud. La respuesta es ninguna diferencia; por el contrario, legitima toda esta falta de ética y egoísmo.
¿Qué dice de un líder que no le brinda herramientas a sus propios trabajadores para sortear la pandemia?
No puedo pensar en otra respuesta más que esta: No es un líder. Es una bajeza imperdonable utilizar en él mismo una cantidad indeterminada de pruebas para detectar coronavirus.
En primer lugar, le quita la oportunidad a comunidades enteras acceder a los servicios de salud de manera ordenada y anticipada. Debido a que sin la detección oportuna de esas pruebas positivas; además de que no existen pruebas suficientes para toda la población, es imposible detener la propagación del coronavirus.
En segundo lugar, el preciosísimo material médico para que doctoras, enfermeras, camilleros y personal de limpieza traten enfermos y no se contaminen de coronavirus también ha sido acaparado por esta élite. Por un lado, condena al personal de la salud a contaminarse y morir; y por el otro, mina la capacidad hospitalaria del país.
Lamentablemente, esta actitud de Trump es espejo de líderes en Latinoamérica. Ejemplifica el viejo refrán “De que lloren en mi casa a que lloren en la tuya, que lloren en la tuya”. Sin embargo, esa actitud no construye naciones, derrumba civilizaciones enteras.
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