Violencia de género: el ciego que no quiere ver

Algo sucede en este estado, que como sociedad (autoridades y ciudadanos) nos negamos a aceptar que la violencia de género está arraigada entre nosotros y que los homicidios de mujeres o feminicidios, según sea el caso, son producto de ello.

La solicitud de alerta que las comisiones del Congreso del estado valorarán este martes porque se negaron a excusar el trámite normal, sólo debería ser una de muchas acciones a emprender desde la sociedad civil y desde el gobierno, para cerrar la pinza.

Y es que el gobierno puede generar todos los programas preventivos posibles (pláticas, cursos, talleres, campañas mediáticas, volanteos) y aplicar todas medidas reactivas (ampliar las condenas contra los feminicidas, redefinir el feminicidio, aumentar casas de seguridad para víctimas); pero esto no terminará con el problema.

La razón es simple. Hay un lugar donde el gobierno no puede intervenir directamente: los hogares de los poblanos, donde bien señala el Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia, la violencia contra las mujeres sigue normalizada.

Es por eso que aún con varias políticas aplicadas, casos como el de Paulina Camargo y otras 33 mujeres sólo en lo que va de este año, según los registros del Observatorio por los Derechos Sexuales y Reproductivos, forman parte de las páginas de los diarios y de los portales de noticia.

También por esa razón, el boletín epidemiológico de la Secretaría federal de Salud tenía reporte de 771 casos de violencia intrafamiliar hasta el pasado 29 de agosto, apenas 100 registros menos que el año anterior.

En esto, salta una duda: ¿Por qué se abre un espacio para contar casos de violencia en un informe sobre enfermedades? Sólo esto debería indicarnos la magnitud de esta enfermedad social.

Cada ciudadano poblano, cada responsable de familia –hombre o mujer– necesita pensar que su madre, su hija, su hermana, su prima, su amiga o su conocida puede ser víctima de violencia en cualquier momento.

Cada mujer también necesita darse cuenta que dentro de su casa no hay autoridad que pueda hacer algo si ella no lo permite y por tanto, cada familia debe esforzarse por cambiar una cultura que hasta hoy sólo ha derivado en casos de tristeza y muerte.

Puebla tal vez no presenta una gran cantidad anual de casos visibles de feminicidios en poco tiempo, como sí ocurrió en el Estado de México o en Ciudad Juárez, Chihuahua; pero más de 140 casos desde noviembre de 2012 ya debería llamar la atención de todos.

Dice la senadora Blanca Alcalá que la alerta por violencia de género sumará los esfuerzos de los tres niveles de autoridad. No está mal; pero ¿No podría llamarse a la coordinación desde antes?

¿No podríamos los ciudadanos hacer lo que nos corresponde y no sólo tratar a las mujeres como a iguales, sino enseñar a nuestros hijos e hijas que cada ser humano merece respeto y un trato digno?

Son preguntas.

 

Si gustas enviarme algún comentario, lo espero en:

www.twitter.com/garturocc

guillermocastillocam@gmail.com

http://www.guillermocastilloc.wordpress.com/

Guillermo Castillo

Tengo 11 años de experiencia periodística y sigo aprendiendo. He colaborado para Cómo?, ABC Radio, Milenio, Diario El Popular, Radio Oro, Urbano Puebla y MVS Noticias. Hoy dirijo En Vivo Mx. El camino andado sólo sirve para dar el siguiente paso.

A %d blogueros les gusta esto: