Sergio “Tapiro” Velasco, el guardián del Volcán de Colima

Colima, Notimex.- Sergio “Tapiro” Velasco tiene 13 años documentando mediante imágenes toda la actividad del volcán de Colima, que empezó como una simple afición y que se convirtió en parte de “un proyecto de vida”, con fotos que a partir del 10 de julio le solicitan desde el extranjero.

Aun cuando no esperaba esa fecha, el fotoperiodista colimense duró al menos 13 años para encontrar una imagen que tuviera repercusión, 13 años de caminar alrededor del Volcán de Fuego o de Colima, de esperar, fijar la vista y hurgar ese promontorio durante horas y horas, convirtiéndose así en un guardián constante.

La que más me gustó para mover en redes sociales fue esa foto con mi camioneta roja, las placas de Colima, y arriba toda la imponencia del flujo piroclástico, no habían pasado cinco minutos y se hizo de noche, pero bruscamente, un cambio entre el día y la noche tremendo, jamás había visto que la ceniza provocara tal oscuridad”.

En entrevista con Notimex, mencionó que tiene 13 años documentando toda la actividad que tiene el volcán; “al principio comencé a tomar fotos como una simple afición, quizá como una manera de salir de unas tristezas personales que traía en mi vida, y lo que era o parecía ser una ocurrencia, finalmente se convirtió en parte de un proyecto de vida”, expuso.

Tras afirmar que el volcán forma parte de la identidad de los habitantes de Colima y de los del sur de Jalisco, recordó que cuanto decidió tomarle fotos, su primera idea fue precisamente obtener imágenes distintas a las que logran muchos fotógrafos profesionales y, también, aficionados.

Al principio, las fotos fueron muy sencillas: con nieve y sin nieve, con fuego y sin fuego, y de repente comenzaron a surgir explosiones, columnas de ceniza, la calma aparente, los lugares cercanos, la gente alrededor del volcán, y también comencé a juntarme y a ser reconocido con gente de la comunidad científica”.

“Y en este momento estoy muy orgulloso, porque muchas de esas fotos se usan en textos científicos, con los que se documenta precisamente cuál ha sido el avance o la evolución del Volcán de Colima, y me gusta mucho estar muy cerca de la ciencia”.

13 años y 250 mil fotos

“Tapiro” Velasco aseveró que tras esos 13 años “debo tener unas 250 mil fotos del volcán, al principio fue mucho más simple, de hecho comencé tomando fotos de rollo, analógicas, y conforme fue moviéndose la tecnología fui recurriendo a lo digital y en este momento tengo un archivo con más de 250 mil fotografías”.

Pero, además de dedicarle su tiempo al acecho de la mejor toma, el fotógrafo ha estudiado al volcán o, mejor aún, la actividad de los volcanes, pues a consecuencia de ser un fiel guardián del coloso, ha tomado interés en la lectura vulcanológica.

En 2006 comencé a hacer fotoperiodismo muy en serio, ya estaba dedicado al volcán, pero aprendí a visualizar y a entender de manera distinta lo que ocurre con él, y es precisamente el fotoperiodismo lo que hace que comience a leer e investigar mucho sobre el volcán”.

Afirmó que busca a otro tipo de tomas fotográficas, “pues no solamente de volcán vive el hombre”, además de que es el fotógrafo oficial del Ballet Folclórico de la Universidad de Colima.

Pese a ello, admitió que el tema del volcán “de repente me acapara por completo y no puedo dedicar mi vida a otra cosa, al punto de que ahora pasó una semana y no me pude parar de la cama debido al cansancio, porque tenía seis días sin ir a dormir a mi casa”.

Ni más rico ni millonario

“Tapiro” Velasco es un fotógrafo free lance, pues no trabaja para empresa o medio alguno en particular; sin embargo, “en esta ocasión fui buscado por cinco o seis agencias de las más importantes del mundo, y afortunadamente ya comienza a ser reconocido este trabajo que estoy realizando alrededor del volcán”.

En ese sentido, se siente afortunado de que esa imagen esté significando un parteaguas en su vida profesional, pues además de darle muchos amigos, el volcán ha transformado su vida, ya que a partir de esa fotografía no ha dejado de sonar su teléfono.

Sigo con los pies en la tierra, esto no me va a hacer más rico ni millonario, ni nada por el estilo, pero profesionalmente es una satisfacción tremenda tener una foto que sabes que va a ser icónica y va a permanecer el resto de nuestras vidas, y cuando alguien hable del Volcán de Colima, seguramente esta foto será uno de los referentes”.

“Yo estaba muy contento con la trayectoria que he tenido como fotógrafo, pero créeme que esto es un reconocimiento de la gente, porque el hecho de que una imagen sea transformada y dé la vuelta, y comience a moverse por todo el mundo, sólo significa que es una gran imagen”, consideró.

Con una hija de 17 años, “que es el gran orgullo de mi vida”, Sergio Velasco aseguró provenir de una familia que le ha enseñado muchas cosas, “y si hay algo que aprendí de mi familia, es que el trabajo se hace hasta donde se puede, no soy una persona que se raje o deje de trabajar”.

Dijo también que durante sus frecuentes guardias al volcán ha cavilado y llegado a la conclusión de que es el tío bromista que nunca falta en una familia.

Voy a tomarle fotos y de pronto se esconde, como diciendo que no quiere salir… Hay noches que estoy ahí horas y horas y no pasa absolutamente nada, y es un tío bromista, porque recojo las cosas, acomodo todo en mi camioneta, y en ese momento ocurren explosiones, cosas maravillosas, y finalmente lo que hago es reírme”.

No obstante, advirtió que se trata de un vecino al que se debe respetar, sin que ello signifique que sea malo.

Soy partidario de que la naturaleza hace lo que tiene qué hacer, y desgraciadamente los seres humanos somos los que nos atravesamos en su camino, los que estamos en medio, y sucede que ocurren las tragedias, pero no es que la naturaleza sea mala”.

A cuenta propia

A pregunta expresa, dijo que hasta ahora se ha dedicado a la fotografía volcánica por su cuenta y riesgo, pues nunca ha recibido apoyo de instituciones como el gobierno estatal o la Universidad de Colima.

En estos 13 años de tomar fotografías al volcán, ha desarrollado su trabajo con persistencia y paciencia, pero también con sus propios recursos; pese a su cercanía con investigadores y vulcanólogos, con quienes comparte sus imágenes, nadie se le ha acercado para apoyarlo, ni le paga un sueldo o gasolina para transportarse a las cercanías del volcán.

Incluso, sin apoyo alguno, con el impulso de otros dos amigos, Nikola y Álvaro, este año pudimos colocar una webcam apuntando hacia el volcán, a una distancia de 12.5 kilómetros del cráter, lo que significa que hay un monitoreo visual permanente y accesible para toda la población”.

Precisó que, además, la fotografía de paisaje ha sido minimizada a nivel nacional, ya que los museos se dedican más al arte contemporáneo, “como si eso fuera tan importante o más que los otros tipos de fotografía, por lo que un fotógrafo paisajista se muere de hambre”.

Debe promoverse más la fotografía de paisaje y artística, la que hacen miles de compañeros en nuestro país; hay grandísimos, muy buenos fotógrafos, y es una lástima que nuestro trabajo no sea apreciado, sólo porque hay unos mercachifles que se dedican a impulsar ese arte tan abstracto que a veces la gente ni siquiera entiende o siente”.

La pregunta es obvia: -¿Qué sigue para Sergio “Tapiro” Velasco?

Voy a seguir esperando un gran evento del volcán, esto no ha terminado y creo que sólo fue un aviso de lo que puede ocurrir, creo que puede sobrevenir una gran explosión, una gran erupción, y voy a estar al tanto y preparado porque, como te lo dije, lo que hago con el volcán es parte de un proyecto de vida”.

“Creo que es muy importante que alguien documente seriamente lo que ocurre con el volcán y he tomado ese papel; finalmente no se trata de una búsqueda de fama o algo parecido, es un proyecto en el que entré y no voy a abandonarlo así tan fácilmente”.

Redacción

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