El cambio global, un problema que debe interesarte
El calentamiento de la Tierra no debe ser la principal preocupación del ser humano, pues este problema, más los cambios en los usos del suelo y las bioinvasiones, configuran un escenario más complejo: el cambio global, como el conjunto de alteraciones de los sistemas naturales que se han acentuado en las últimas décadas. Allí está el reto, afirmó Martí Boada, científico especialista en temas ambientales, durante su visita a la BUAP.
El también ganador del Premio Nacional de Medio Ambiente del gobierno español, enfatizó en la labor de capacitar a la sociedad para comprender, desde una mirada global, las alteraciones de los sistemas naturales, físicos o biológicos que no pueden ser localizados, pues el cambio global es un conjunto de problemáticas que ha concentrado los cambios más importantes en las últimas décadas, afectando a toda la Tierra, con repercusiones tanto para las tribus de Papúa Nueva Guinea, como para los magnates de Wall Street.
En el marco del XIV Congreso Internacional y XX Congreso Nacional de Ciencias Ambientales, que organizan la Máxima Casa de Estudios en Puebla y la Academia Nacional de Ciencias Ambientales, el científico catalán, ganador en 1995 del Premio Global 500 Roll of Honour de Naciones Unidas, subrayó que ante esta crisis ambiental y civilizatoria, la labor de la disciplina moderna de las ciencias ambientales radica en algo tan esencial como la existencia de la especie humana.
«Si bien la situación es notoriamente problemática, creemos en la reversibilidad del problema, reconociendo la responsabilidad que nos atañe”, manifestó el profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, frente a los estudiantes y científicos que se dieron cita en el Teatro del Complejo Cultural Universitario de la BUAP, lugar convenido para su conferencia magistral titulada “El contexto de la crisis ambiental, una crisis civilizatoria”.
En ese contexto, advirtió sobre el riesgo de caer en un “efecto relajante”, que parte del SAEPM –Síndrome de Autosuficiencia Excesiva de Principios de Milenio- y de la sobreconfianza en las invenciones tecnológicas y adelantos científicos.
“En el presente siglo entramos a un nuevo providencialismo, en donde concebimos a la ciencia y a la tecnología como vía de escapismo”, destacó Boada. Agregó que en el siglo XVIII hubo una crisis similar que concluyó gracias a un punto de inflexión, que dio fin al principio de los recursos infinitos o de la reposición divina.
Para evitar un segundo providencialismo, Boada sugirió tener cuidado con el modelo de desarrollo imperante, “pues aunque no lo parezca, hace trampas al mostrar progresos científicos, tecnológicos y sociales sin precedentes, responsables de un desarrollo que lleva asociado costes inconmensurables, difícilmente reversibles a los sistemas que soportan la vida humana del planeta“.
Invitó a los profesionales de las ciencias ambientales de México y el mundo ahí reunidos, a consumir y alentar el desarrollo considerando la finitud de los recursos y del conjunto del planeta, así como lo hizo Hans Carl von Carlowitz a principios del XVIII, alemán considerado el padre de la sustentabilidad al ser precursor moderno de la necesidad de cambiar las formas de apropiación de los recursos.
Es necesario reivindicar el modelo no universalizable que ha dado como resultado claras condiciones de inequidad: mientras que el 80 por ciento de las población consume el 20 por ciento de los recursos del planeta, el 20 por ciento de la población –básicamente de países de primer mundo- dispone del 80 por ciento de los recursos naturales”.
Dijo que para comprender el término de sustentabilidad, es necesario evitar el babelismo conceptual, partiendo de la noción aplicada por las clases populares, particularmente por las mujeres que, no desde una teoría económica, sino desde su experiencia, sabían perfectamente que si querían tener huevos, nunca deberían poner la gallina a la olla.