Encaran colectivos LGBTTTI al “Autobús de la Libertad”
Foto: @EsImagen
En medio de protestas de colectivos LGBTTTI, el llamado Autobús de la Libertad y su mensaje a favor de las “familias tradicionales” estuvo en Puebla capital.
Su tránsito por la Angelópolis vio signos de inconformidad desde el primer momento, cuando los promotores de los derechos de la población con preferencias homosexuales cortaron su avance bajo el argumento de que promovía la discriminación y la persecución contra este sector.
El vehículo, forrado de color naranja y con mensajes como “¡Dejen a los niños en paz!” o “Con mis hijos no te metas”, venía de Veracruz, donde también fue recibido con proyectiles de pintura. En Puebla, partió del Instituto México (Imex) y tenía varias paradas planteadas a lo largo del día, sobre todo, en instituciones de ideología católica.
¡Hoy lunes el #AutobusDeLaLibertad llega a #Puebla!: #ConMisHijosNoSeMetan pic.twitter.com/fGik6IBPof
— CitizenGO es (@CitizenGOes) June 26, 2017
El momento más tenso para el Consejo Mexicano de la Familia –impulsor de la iniciativa– fue el arribo al zócalo, donde un grupo ya los esperaba y además de gritar consignas, lanzó huevos, proyectiles de pintura y otros objetos contra la unidad.
Una vez más hoy el lobby LGTB nos ha mostrado odio e intolerancia por pedir que los padres puedan educar a sus hijos. #AutobusDeLaLibertad pic.twitter.com/UAIWRthjBl
— CitizenGO es (@CitizenGOes) June 26, 2017
Se esperaba que el Consejo emitiera un posicionamiento desde el primer cuadro; pero ante la situación, el mismo fue cancelado y horas más tarde, en un restaurante resguardado por la policía, se adelantó que la agrupación presentaría denuncias contra quienes consideraron como sus agresores.
La rueda de prensa del #AutobusDeLaLibertad se desarrolla en medio de gritos e insultos de colectivos radicales LGTB: pic.twitter.com/MVoLTOqA6B
— CitizenGO es (@CitizenGOes) June 26, 2017
En redes sociales, la animadversión y el apoyo hacia este movimiento dividieron opiniones; pues mientras algunos afirmaban que el paso del autobús debía respetarse, en una premisa de equidad y tolerancia, otros aseguraban que su “discurso de odio” no debía permitirse.