¿Por qué hablamos de felicidad y no de vacunas?

Nota del Editor: Los comentarios aquí vertidos son responsabilidad directa de su autor y no reflejan la opinión de En Vivo Mx.

Por: Verónica Ruiz Nava

Querido Pueblo Mío: Lamentablemente, México no forma parte en la carrera de naciones que intentan desarrollar una vacuna efectiva contra el virus SARS-CoV-2, ni mucho menos está en la fase de realizar pruebas en humanos.

Hemos visto en tiempo real cómo el personal de la salud mexicano y del resto del mundo enfrenta la pandemia del coronavirus sin recursos económicos, materiales o humanos. Es más, aporreados y denostados por la misma ciudanía.

Las instituciones de salud pública venían de una larga racha de castigo de presupuesto y malas prácticas que hacen, prácticamente, imposible su operación. Si, ya de por sí, la operación diaria era tortuosa, la pandemia del coronavirus vino a quitar la última pata que sostenía la silla.

Se debe decir que al sector privado de la salud no le fue mejor. Debido a la gran cantidad de enfermos, la falta de pruebas para coronavirus, la novedad de la enfermedad y la falta de vacuna, hace a dichas instituciones inoperables al corto plazo.

La falta de planeación y el uso caprichoso del presupuesto por parte del gobierno de AMLO ha provocado que no exista información sobre de la enfermedad. No sabemos cuántos enfermos hay, cuántos son asintomáticos, de qué edad, género, actividad profesional o región son. Sin diagnóstico no hay tratamiento que pueda funcionar, así de sencillo.

Si pensamos en la infraestructura científica, también es inoperable. El congelamiento de fideicomisos por parte de los decretos de AMLO a instituciones académicas y científicas ha generado también un congelamiento en la investigación científica para combatir el coronavirus.

No es que las científicas mexicanas no sean capaces de generar investigaciones de primer nivel; es que, simplemente, están completamente amordazadas. No sólo no reciben los mejores salarios, las instituciones para las cuales laboran tampoco reciben recursos.

El resto del mundo participa en una carrera en la que cada minuto es valioso porque se podría salvar una vida más. Es por ello que compiten contra el tiempo para desarrollar una vacuna que toma por lo menos una década y hacerla efectiva en los próximos meses.

Los científicos de América del Norte, Europa, Asia, Oceanía están ya en la fase de poder realizar pruebas en humanos y poder así generar una producción en masa que salve vidas de cada una de sus naciones.

Por el contrario, ni Latinoamérica ni África se encuentran cercanas a dicha fase, no tienen producción científica que ayude a combatir este nuevo coronavirus.

Siniestramente, las preocupaciones y prioridades del gobierno de AMLO están puestas en generar una aportación para el mundo. No te emociones querido lector, no se trata de una vacuna contra el coronavirus que ayude a las millones de personas que vivimos en México. Se trata de otro de sus caprichos superfluos, una nueva forma de PIB, Producto Interno Bruto. Aparentemente, basado en la “felicidad” que esconda la terrible recesión, desempleo y hambruna a la que nos enfrentamos.

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Verónica Ruiz Nava

Abogada experta en derechos humanos y derecho constitucional. Imparto conferencias y soy trotamundos poblana.

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