Visualiza

Te reto a cuestionarte cuáles son tus objetivos familiares, económicos, alimenticios, emocionales o académicos. Defínelos, no merecen que los dejes al aire.

Por: Carlos Castro Batista

Hace un par de años estuve construyendo cierto mueble de madera. Compré las tablas, los tornillos y un par de lijas. Saqué el martillo, el banco de trabajo y el serrucho. Hice varios planos del mueble, y luego marqué algunas tablas con un lápiz, justo con las medidas que había pensado.

Todo iba bien, hasta que comencé a cortar.

Debió ser el óxido en el serrucho, el grueso de la madera o algún fenómeno físico desconocido –todo excepto mi fuerza-, lo que estaba arruinando todo. Avanzaba muy despacio y ocupaba mucho esfuerzo.

Pasé toda la mañana cortando, sin obtener muchos resultados.

Ese proyecto que había comenzado con ilusión, se estaba convirtiendo en algo tedioso y aburrido.

Sin embargo, después de comer “se me prendió el foco”: uno de mis tíos tenía una caladora (ese aparato con una sierra que sirve para cortar madera). Le hablé por teléfono, fui a su casa, y regresé con el aparato, con entusiasmo renovado y un autoconcepto más elevado.

Antes de acomodar el tablón sobre el banco de trabajo, hice lo que todos hacemos con esos aparatos: lo encendí sin razón y lo balanceé en el aire (vamos todos lo hacemos).

Justo en ese momento –y aquí llego a la tesis de lo que quiero decirte- vi una luz roja que se proyectó sobre la pared, como un escáner pasando por una hoja gigante: la caladora tenía una proyección láser.

La función es sencilla. Uno coloca el tablón de madera, visualiza el punto en el que debe terminar el corte, le apunta con el láser, y mueve la caladora hacia adelante.

El resultado es un corte perfecto, que comienza, continúa y termina donde debe hacerlo.

Además, uno siente que está jugando a la Guerra de las Galaxias.

Esta experiencia sencilla me enseñó algo.

Me enseñó a proyectar. Aprendí a fijar mi mirada al final de la madera, o de mi semana, de mi negocio, de mi entrenamiento de triatlón o de cualquier proyecto personal. Entendí que si sé con exactitud a dónde quiero llegar, tengo más probabilidades de seguir el camino correcto.

Deduje que aprender a visualizar es algo que necesito en mi vida.

Hazte las siguientes preguntas. ¿Sabes hacia dónde estás dirigiendo a tus hijos? ¿Ya tienes el carácter que alguna vez quisiste tener? ¿Tu relación de pareja tiene un propósito claro y definido? ¿Tu agenda es reflejo de tus metas?

Te reto a cuestionarte cuáles son tus objetivos familiares, económicos, alimenticios, emocionales o académicos. Defínelos, no merecen que los dejes al aire.

Objetivos como “ser un buen padre”, “tener estabilidad económica”, “tener un buen día”, no sirven. ¿Qué es ser un buen padre? ¿Cuándo sabré que ya tengo una estabilidad económica? ¿Qué conductas y reacciones mías componen un buen día?

Recuerda:

Toda gran realidad comenzó por un gran sueño.

Facebook: Psic. Carlos Castro Batista
Twitter: @carloscastrobat

Nota del Editor: Los comentarios aquí vertidos son responsabilidad directa de su autor y no necesariamente reflejan la opinión de En Vivo Mx

Carlos Castro

Creo en el cambio y lo busco con intencionalidad, por ello hice la licenciatura en Psicología (Xalapa, Veracruz) y estudié la maestría en Psicoterapia (Cancún, Quintana Roo). Fue increíble trabajar para el Estado de Nuevo León durante 2014-2016 como Supervisor de proyectos sociales, Psicólogo de adultos mayores, y atendiendo a la selección deportiva estatal. En 2016 volví a Xalapa para coordinar el departamento de psicología de la Casa Hogar del estado de Veracruz, de la cual me retiré como director en 2017. Actualmente atiendo proyectos sociales, doy psicoterapia y practico triatlón.

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